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El día había sido uno más de esta frenética vida laboral, en pie desde las seis de la mañana trabajé algo más de ocho horas con un pequeño kit-kat para comer con dos amigas; no puede haber mejor reconstituyente de sonrisas después de una buena conversación y un fuerte abrazo para retomar la rutina.
En la autovía casi cierro los ojos para rebasar la salida donde juraría haber visto un gran flecha señalando un sofá … “no lo pienses, será un ratito más y luego …” … subí el volumen del aparato de música con la energética Paulina Rubio de fondo “te puedes ir a la luna en un cohete, no hay rosas ni juguetes …” y un plaza de aparcamiento justo en la misma puerta de acceso, PERFECTO.
Sentada en aquel taburete rojo ya me encontraba un poco distinta, sujeté con fuerza el espejo que depositaron en mi mano y cuando el mago del pincel se giró, con timidez me miré apresuradamente … “realmente tenía una cara espantosa, estaba agotada, si me hubiera visto el fin de semana lo mona que estaba, aaaaah … ya no había forma de rebob
inar, estaba en sus manos …”. Diagnosticó mi cara y comenzó con la obra de arte:
Primero (1) una limpieza sin aclarado con el Desmaquillant Tonic Express y ya fue como si la primavera me hubiera visitado con ese olor a naranja tan especial, el proceso se presentaba sencillo y su maravilloso acento canario así me lo transmitía; lo siguiente (2), unificar el tono de mi tez con Eclat Minute Embellisseur Teint que aplicó con una brocha y que terminó en mi cesta de compra pues como por arte de magia, el agotamiento desapareció de mi rostro; ya en el ojo (3), Eclat Minute Base Fixante Yeux y con la luminosidad que me proporcionó, no hizo falta recurrir a ninguna sombra, un poquito de máscara para las pestañas, una difuminada línea en la parte inferior con uno de sus jugosos crayons delineadores y … caramba, parecía que hubiera aumentado una XL ocular, todo ello sin fotoshop; por el mismo precio regresaba de vacaciones (4) cuando con su brocha dibujó una T en mi cara difuminando esas dos tonalidades del Duo Soleil Compact, sin tan siquiera quemarme, unos
Recree la vista unos minutos y mi sonrisa hablaba sola, charlamos un poquito, se llama Yeray y de profesión Maquillador & Personal Shopper, así que existen, había llegado a pensar que estos trabajos eran una invención de las revistas, pero no, es de carne y hueso, una persona encantadora y que disfruta con lo que hace … haces honor a tu tarjeta de visita, gracias:
Tras el abrazo de mi amiga y este momento de ensoñación, no podía irme a casa, ya no estaba cansada, eran casi las nueve de la noche pero aún quedaban muchas horas por delante y me sentía un tanto coqueta, qué sensación tan bonita!