Oda a mi vaquero ...

... pues literalmente no se que haría sin ellos! Mi auxilio cuando impulsivamente vago de compras ... siempre aparece "algo" que acompañará de locura a mis vaqueros, todo les sienta bien, qué suerte!

Es la prenda perfecta para cualquier momento, especialmente después de una semana encorsetada en la oficina, vienen a ser como mi refugio cuando el viernes toca a su fin y comienza el ansiado fin de semana. Me resultan cómodos en cualquiera de sus modalidades: anchos, pitillo, rectos, acampanados, corsarios, con talle alto o bajito, insinuantes, bermudas, desgastados, justitos ... me vuelven loca!

Son mi compañero de batalla por excelencia, razón por la que celebro todas sus virtudes y su capacidad de adaptación a cada circunstancia; lo mismo se apunta a una noche glamurosa ataviado de sandalias relucientes de tacón, top lencero y blazier, que nos vamos de shopping con bailarinas o a un concierto con deportivas o alpargatas; nos entusiasma viajar sin importarnos las estaciones ... primavera en la Toscana con una divertida camiseta o el invierno en la alta montaña arropados por un dulce jersey de cuello alto; nos encanta mojarnos los pies descalzos por la playa y nada nos fascina tanto como calzarnos la campera, vestirnos una blusa blanca y disfrutar de la libertad ... de la seguridad de llevar conmigo la prenda perfecta.

No hay fondo de armario que se precie que no cuente con tres o cuatro pares de vaqueros y siempre hay espacio para uno más.

Los años se suceden y ellos continúan atemporales ... superando todas las tendencias; qué curioso, recuerdo ahora aquel anuncio de Marlboro en el cine, aquellos cowboys, las camisas de cuadros ... y los vaqueros, incluso cubiertos de polvo tienen su encanto.

Si me preguntan que me llevaría a una isla desierta ... no lo dudo ni un instante, nunca se sabe! Y tú ... podrías prescindir de tus vaqueros?